Ultima Ronda Coliseo [Akeru&Trent Vs Bebe&Liese]

Había recibido un susto de muerte tras presenciar la muerte del extraño bufón, el cual había desaparecido frente a sus ojos. Fue muy rápido, sólo alcanzando a ver cómo era atravesado por pétalos y luego la silueta de un pokémon oscuro e imponente. Fue cegado por los rayos que atravesaron el techo, recuperando la visión en el momento preciso para ver al payaso ser reducido a menos que polvo. Gothita corrió asustado para ocultarse detrás de Trent mientras el pokémon misterioso se transformaba en un humano: Génesis. Se le informó que había obtenido su pase a las semifinales. Se le dieron unos minutos para “reponerse”, los cuales aprovechó para salir de la vista del público y decidir el pokémon que usaría. Pawniard o Gothita, una elección compleja ya que ambos eran buenos, sin embargo tuvo que hacer lo más sensato. Debido a que su pokémon psíquico estaba asustado decidió usar a Pawniard para la semifinal.

El joven avanzó hacia lo que sería su próxima batalla, y apenas al llegar supo que tendría un compañero para la semifinal. -El gusto es mío.- Saludó amablemente al chico que estaba a su lado, siendo un poco cortante debido a que no estaba de humor para socializar. La moneda dicto que ellos comenzarían. Akeru fue el primero en atacar con su Emolga, golpeando al Cyndaquill de una de las dos chicas rubias que estaban enfrentando.

Le estaba costando algo de trabajo concentrarse ya que aunque fingiera hacerse el fuerte seguía estremecido por la escena que había visto, preguntándose si su vida estaba en riesgo también Tragó saliva y apartó su mente de aquello. Debía suprimir las inseguridades y tomar al toro por los cuernos en esa batalla.

-Yo te elijo, Pawniard.- el pokémon siniestro apareció en el campo, haciendo una pose con sus cuchillas levantadas, alardeando como si fuera el campeón del mundo.-Creí que sólo Gothita era un arrogante pero tú también te estás convirtiendo un pedante.- Sermoneo a su pokémon, el cual simplemente le dio la espalda con ímpetu. –De acuerdo Sebas, ataca al pokémon de la otra chica para que no se sienta excluida de la fiesta. Usa cabezahierro.- Ordenó. Pawniard corrió aceleradamente, utilizando su ataque de cabezahierro contra el pokémon enemigo. La cuchilla de su cabeza brillaba con mayor  intensidad mientras se aproximaba al objetivo, revelando que el impacto sería grande si daba en el blanco.

-Lo sé, creo que estoy desestabilizado. Te escucho.- Le dijo a su compañero cuando menciono su idea, tratando de poner la mayor cantidad de atención que podía. De cierta forma le alegraba que el puñodinámico hubiera chocado en la cabezota de Pawniard, esperando que así sus humos bajaran, pero al mismo tiempo recordaba que era su pokémon y que Akeru tenía razón, escuchando una especie de sermón en su cabeza. El pokémon siniestro se puso de pie tras recibir el golpe, luciendo algo mareado. Se Trent se centró y procedió a lanzar el siguiente ataque, preguntándose si Pawniard ya estaba completamente recuperado como para continuar peleando.-Bien Sebas, deja de bailar sobre tu lugar y continua.- Le alentó, aunque su pokémon parecía más centrado en atacar al roedor eléctrico. Aquel ataque había herido su orgullo de cierta manera ya que a su Pawniard no le agradaba equivocarse, mucho menos lucir débil frente a pokémons pequeños.

-Es hora de que te revindiques.- Le dijo muy seguro. Sabía que no iba a ganar nada si continuaba mostrando duda o pensando en lo que ocurrió en la ronda anterior. Necesitaba mantener la cabeza fría o nada de lo que hiciera tendría un resultado positivo. Meditó respecto a la forma de dejar a Plusle inhabilitado, considerando que era como una alimaña escurridiza que podía dejar de representar peligro si disminuía su velocidad.-Lo tengo. ¡Utiliza tajo umbrío ya!- Pawniard se acercó al pokémon enemigo con su cuchilla resplandeciendo bajo un brillo purpúreo, atacando sin piedad a Plusle. El pokémon rival había demostrado ser rápido pero Pawniard quería dejar claro que él era más veloz.


Cruzó los brazos.-Siento que algo está mal conmigo.- Murmurró de pronto en voz baja, contemplando el encuentro con seriedad.

El chico observó como Emolga quedaba fuera de combate.Pawniard estaba solo. De cierta manera el campo había quedado nivelado pero no sabía si eso era bueno malo. Suspiró y se preparó para darle a Pawniard las siguientes órdenes de ataque.-Primero Eco metálico.- Le pidió. Su pokémon liberó un eco poderoso que serviría para afectar la estabilidad de Plusle.

Estaba nervioso porque el siguiente ataque podía decidir el resultado de su batalla: cada paso al camino de la victoria era importante y un paso mal dado podía acarrear las peores consecuencias, entre ellas no sólo estaba la derrota, también el dejar a Pawniard en mal estado. Había recibido daño durante la batalla y no sabía si aguantaría por mucho.

Contrariamente a la imagen que su coordinador pintaba, Pawniard lucía en óptimas condiciones, bastante emocionado con el ritmo de la batalla. –Muy bien….- musitó al ver que su pokémon elevaba sus cuchillas enérgicamente.

Meditó por un momento antes de hacer el siguiente movimiento. El propósito de utilizar eco metálico era el de bajar la defensa del pokémon enemigo antes de lanzarse para ejecutar el verdadero ataque, el cual causaría un daño severo en Plusle. Se decantó por la mejor opción. - Ahora utiliza poder oculto.- El cuerpo de Pawniard brilló al momento en el que partículas se desprendían, creando esferas resplandecientes que fueron enviadas directo hacia el rival.