LANDLUBBERS VS TEAM DEFAULT

Tras haber llegado a la Región Kanto, un lugar nuevo y misterioso para él, Joe se enteró de noticias que podían considerarse terribles ya que al menos de esa forma eran retratados los eventos en todos los programas de televisión y medios masivos. Realmente lo primero que pensó fue en tomar el próximo barco de salida a Teselia pero, sabiendo que esas aves podían generar verdaderos estragos climáticos el mar iba a ser un completo caos para realizar cualquier tipo de viaje.

Lo primero que pensó, como era obvio, fue en buscar refugio. No tuvo mucha suerte ya que las calles de la ciudad parecían desérticas: las ventanas y puertas estaban cerradas, el cielo comenzaba a tornarse oscuro y el viento helado acariciando su rostro era lo único que le hacía compañía además de Zorua. Cargó el pokémon zorro en brazos y siguió buscando un sitio seguro.

En la calle se topó con un hombre muy raro que apestaba a tierra mojada, el cual estaba envuelto en una capa. No pudo ver su rostro, pero éste lo jaló a un callejón preguntándole algo como “¿Quieres evitar que una catástrofe ocurra? Sigue las instrucciones de este papel y no hagas preguntas. Antes de que digas no, te garantizo que irás a un lugar seguro” Joe se mantuvo escéptico al respecto ya que ese hombre era un completo desconocido y podía intentar hacerle daño pero, pensándolo bien, no tenía nada que perder. Si se quedaba en la ciudad, sin un techo, sólo estaría sentado en una banca esperando que le cayera un rayo o a morir congelado por una ventisca, y si iba y el sujeto misterioso trataba de pasarse de listo podía ponerlo en su lugar y escapar.

Después de un viaje de diez horas, el joven llegó al estadio de Kanto tras haber superado una amplia cantidad de obstáculos, que incluían entrenadores y la misma naturaleza impetuosa que había insistido en hacerle la vida miserable. Estaba en medio del gran lugar elegido para la contienda, iluminado por reflectores. A su derecha estaba una chica, a su izquierda otra, y al frente los supuestos rivales.

Joe eligió a su Zorua para el combate.-Vamos Zorua, ya hemos llegado muy lejos como para retractarnos. Bola sombra.- Murmuró. Zorua se lanzó al ataque hacia el Sandile de su enemigo.

Purrloin: 2/3

Chimchar puso todo lo que pudo en concentrarse para envolverse en una pequeña bola de fuego y, a una velocidad casi igualada a la de la luz, cargar contra la Purrloin rival, algo de lo cual tardó escasos segundos. Sin embargo, todo fue tan rápido ante los ojos de Yoshino, que no pudo darse cuenta de que la gata siniestra había encontrado una vía de escape para aquel misil en llamas que iba a atacarla. Y, obviamente, Chimchar tampoco. Yoshino no tardó en acomodarse el sombrero de paja que llevaba en la cabeza y afilar su mirada en dirección a la pelinegra. Aquella escasa comunicación que tuvo con su pokémon para ordenarle algo le había sorprendido de buena manera, sobre todo viniendo de una profesora con ansias de conocimiento como ella.

— Oh... No había visto esos agujeros... —se escusó la peliazul, intentado parece un poco inocente en sus palabras. Por otro lado, Chimchar había dado una voltereta antes de estrellarse con la pared y sacó las llamas de su interior en un gesto de furia. Yoshino ni se inmutó. Al mismo tiempo que se concentraba en mirar a la entrenadora rival, pudo escuchar como esta le daba unas órdenes a su pokémon para que atacara de nuevo. Yoshino recordó un interesante movimiento de su Chimchar cuando estaba estudiándolo, y decidió que era el momento de usarlo.— Chimchar, usa Tormento para callar a Purrloin... —le ordenó lentamente, y este ejerció una postura espeluznante que acalló del susto a la gata.

Satisfecha de que su pokémon hubiera logrado salir ileso de la primera ronda que tenía contra la Purrloin, en cambio sí dañada, y su entrenadora. No se le pudo notar esa pequeña sonrisa que se le dibujó, ya que rápidamente fue escondida por un pequeño viento que se levantó e hizo que el sombrero de Yoshino saliera volando. Aunque gracias a Chimchar que de un salto lo atrapó y cogió pudo volvérselo a poner en cuestión de segundos.— Gracias... —susurró para Chimchar simplemente. Luego miró con unos ojos llenos de determinación y concentración a Kurumi.— Esta vez intenta atacarla con Puño fuego... —le ordenó con concentración la peliazul, y el monito no tardó en responder.

Purrloin: 1/3

Sin poner objeción alguna ante la clara orden de la peliazul, el mono de fuego saltó y saltó, pegando largos brincos con sus hábiles patas hasta llegar a la gata siniestra y asestarle un brusco puñetazo con el puño envuelto en llamas. Del impacto, la pequeña gata siniestra salió disparada, barriendo el suelo con su propio cuerpo hasta llegar a los pies de su entrenadora. La profesora no cabía en su asombro de tal potencial que poseía el Chimchar, aunque su rostro continuara tan sereno como un mar en calma. Sin embargo, la cosa no seguía como se esperaba Yoshino. El Purrloin rival comenzaba a no responderle a su entrenadora cuando la llamaba, y mucho menos moverse o tener una respiración normal. Sin moverse de su sitio, hizo un gesto con la mano para que Chimchar se acercara hasta ella, sin sacar su mirada de aquella escena.

— Debes controlar tu fuerza, pequeño... —le indicó al mono, el cual la miraba un poco confuso, ladeando la cabeza como si no supiera de lo que hablaba. Con un leve movimiento de cabeza hacia delante, el Chimchar llevó su mirada hacia el frente y observó los ojos llorosos de la entrenadora. Su corazón se encogió ligeramente, y una mueca de arrepentimiento se dibujó en su cara. Yoshino seguía siendo un mar en calma. Estaba inquieto, pero no se movía del sitio ya que sus pequeñas patas no le respondían. Pronto la situación cambió, y la Purrloin volvió en sí para luego recibir un abrazo de su entrenadora. El público calló durante unos segundos ante la tensión, y luego aplaudió ruidosamente, o al menos para Yoshino. Se llevó las manos a su sombrero y lo encajó más en su cabeza.

— ¿Viste? No pasó nada ahora. Sin embargo, debes tener más cuidado la próxima vez. —le dijo con un tono tranquilo y dulce en su voz para calmar al nervioso Chimchar. Sin embargo, no estaba del todo convencido. Yoshino tragó un poco de aire, para proseguir hablando. Esperaba que no solo eso le diera fuerzas para continuar al pequeño mono de fuego.— Ey... No estás solo en esto... Esforcémonos para mejorar eso, ¿vale? Te ayudaré en todo. —esbozó una minúscula sonrisa en su inocente rostro, y por fin el pequeño pokémon de fuego se paró sobres sus ágiles patas, y, tras unos minutos de reflexión, miró con decisión al frente, mostrando una sonrisa en su rostro mientras movía su cola.

El siguiente ataque estaba por darse. El Purrloin había recuperado fuerzas, lo que significaba que seguramente diera lo más de sí para intentar golpear a Chimchar. No tardó en duplicar su cuerpo y hacer un pequeña jaula al rededor del mono con sus copias, y luego lanzar con cada una bola sombra. Rápidamente el Chimchar pegó un salto, esquivando todas aquellas, pero no vino venir una del cielo, la cual, literalmente, se comió. Purrloin tenía una actitud traviesa, algo que le provocaba rabia al pequeño Chimchar. Las copias se esfumaron con un fuerte lanzallamas que lanzó de la rabia el mono, sin embargo se detuvo a la mitad de aquel ataque de ira recordando las palabras de su entrenadora y los acontecimientos pasados.

Yoshino soltó un pequeño suspiro, a la par que embozaba una diminuta sonrisa.— Chimchar, ahora sisea hasta llegar a Purrloin, y terminala con Puño certero. —le ordenó con una voz clara y concisa, para que el pequeño Chimchar no tuviera pérdida. Con aquello dicho, fue corriendo ayudándose de sus cuatro extremidades hasta Purrloin, siseando tal y como le había mandado su entrenadora y luego pegó un salto a poco centímetros de la Purrloin a la par que su puño comenzaba a brillar y se dirigía al Purrloin con potencia.

Purrloin: 1/3

Chimchar no tardó en obedecer ante las órdenes de Yoshino, y dirigirse dando largos brincos de un lado a otro hasta llegar a la Purrloin. Una vez estuvo a escasos metros, pegó un saltó, y después de dar un giro en el aire, iluminó su puño para intentar golpear a la Purrloin con todas sus fuerzas, aunque este no fue el resultado al ver como la gata siniestra se protegía con Protección, es decir, con una barrera brillante que hizo que Chimchar se chocara y cayera al suelo. En el piso, el aturdido Chimchar observó como la Purrloin rompía ferozmente la barrera y se preparaba para atacar nuevamente, con intenciones de ser ella quien ganara la batalla.

— Sigue así, Chimchar... No te rindas... —le animó en un pequeño hilo de voz que alcanzó los oídos del mono de fuego, haciendo que este se levantara y diera un mortal hacia atrás, pues estaba en guardia baja. Miró fijamente a la gata, y vio como esta comenzaba a hacer cosas extrañas con su cara, o al menos así lo veía Chimchar. Confundido e intentado descifrar que demonios hacía la Purrloin, se dio cuenta de que un enorme corazón se dirigía a él, pero fue lo demasiado astuto como para dar otro ágil salto hacia el cielo y saltarlo como si de un obstáculo se tratara.— Nunca conseguirás novia así... —suspiró.

Junto con el corazón, también logró esquivar el rayo de oscuridad que lanzaba la Purrloin. Sin duda, la mayor característica de este pokémon era su admirable agilidad. No por nada era un mono. La Purrloin parecía algo bastante cansada después de aquella combinación, algo que sin duda aprovechó la pequeña Yoshino.— Bien. Acaba con un fuerte Treparrocas, Chimchar... —le ordenó acto seguido, poniendo toda su confianza en aquellas palabras, ya que sabía que era un movimiento complicado. Después llevó su mirada de nuevo a Kurumi, la cual parecía dispuesta a no dejarse vencer fácilmente, por lo que deseaba ver como reaccionaba ante tal ataque de Chimchar. ¿Sería el final de la batalla?