la Forja de un guerrero

User: saludos, este es un post auto-conclusivo que queria rescatar de otro foro, en el Ivan, un joven entrenador que viaja a través del mundo pokemon, se encontró con un joven Riolu al que decidio entrenar para poder incluirlo en su equipo. Es una historia de superación personal que espero os guste


Ivan había decidido encaminarse hacia el volcán, deseaba ver los pokemons que allí moraban para decidir cual seria el que mejor se adaptase a su equipo según su comportamiento y en definitiva a el mismo. Después de todo el tipo de pokemon solo era una parte del mismo, su personalidad variaba mucho según el pokemon especifico y por tanto al final sus resultados serian muy distintos.

Se encontraba camino hacia un pueblo cercano recorriendo un sendero que le llevaba a través de las montañas cuando cerca de la falda de una de estas diviso unas ruinas de carácter antiguo las cuales parecían bastante deterioradas con pintadas de Sprays en sus columnas y garabatos en las mismas – me pregunto quien podría hacer este tipo de barbarie – susurro suavemente deteniéndose para observarlas desde la lejanía aun sin salirse del camino.

Tal vez por curiosidad, tal vez por interés Ivan decidió acercarse a las mismas siguiendo un sendero que ha pesar de no ser muy ancho parecía cuidado a trozos y a otros ligeramente descuidado llegando tras unos 10 minutos de una ligera subida hasta el lugar en cuestión. Dejando su bicicleta a un lado observo aquel conjunto de grandes piedras como dólmenes acomodadas de forma que pareciesen hacer círculos concéntricos. Algunas de estas piedras parecían rotas y otras tiradas, una verdadera lastima que fuese quien fuese hubiese hecho aquello con estas preciosas esculturas monolíticas.

Sin embargo la visita no se resumiría a entristecerse por lo que el hombre le había hecho a aquel precioso lugar, avanzando hacia el centro del mismo escucho una voces de unos muchachos, al parecer por el otro lado del monumento había una pequeña caída y bajo esta pudo ver a 3 chicos jóvenes, seguramente adolescentes de algún pueblo cercano, parecían reírse divertidos e Ivan sonrió al ver el buen talante de los chicos. Si bien iba a saludarles y bajar para ver que era lo que estaban viendo y de que andaban tan divertidos cuando el centro de su risa apareció haciendo que la sonrisa de Ivan se volviese un gesto de asombro y duda, un Riolu algo furioso se dejo ver poco debajo del entrenador, los muchachos aun absortos en su diversión no se percataron la presencia del mayor el cual les observaba.

Jajajaja mira aquí llego el poderoso guardián – dijo uno de ellos tomando una piedra para arrojársela al pokemon, el cual extrañamente no evito siendo que le dio en su hombro haciéndole gruñir y voltearse en esa dirección de forma repentina – jajaja cuidado que muerde! - le arrojaron entonces otra piedra haciendo que se voltease hacia aquel lugar. Ivan Extrañado se preguntaba por que el Riolu no se defendía – ooh vamos, a donde miras! Estoy aquí! - le arrojo otra piedra el tercer chico y esto hizo que el Riolu corriese hacia el, pero el muchacho ni se inmuto ya que a pesar de que corriese en aquella dirección la patada que lanzo el Riolu fue como a un metro del chico, entonces Ivan lo comprendió el pokemon no podía verles.

Ante tal canallada el enojo de Ivan creció hasta convertirse en ira y tomando su pokeball la lanzo hacia el centro de los chicos los cuales habían comenzado a arrojar piedras al pokemon que había caído, su pokemon apareció en medio de estos rugiendo, Luxio se encargaría de poner a los muchachos en su lugar. Sin embargo no hizo falta, en cuanto escucharon el rugido los muchachos se volvieron y observaron al Luxio con pavor – d-de donde a salido este pokemon! - grito uno alejándose ya del mismo – dejad a ese Riolu en paz, cobardes – les dijo imperioso Ivan haciendo que los chicos elevasen la vista y viesen así al entrenador - ¿quien eres tu? - pregunto uno de los muchachos – eso no te importa – le espeto Ivan – ahora marcharos antes de que decida convertiros en panqueques, Sinz usa ray – en realidad no pensaba usar nada y con el comienzo de su frase hizo que los chicos saliesen corriendo camino a bajo hacia sus casas.

Bajo entonces aquella pendiente comprobando que en la caída había una pequeña cueva la cual parecía valer de refugio para aquel Riolu. El pokemon parecía herido y tendido en el suelo, no parecía demasiado grave sin embargo su animo se veía bastante afectado – ey...- dijo Ivan acercándose al pokemon y sentándose adelante suya, este pareció ignorarlo, en algún momento otros entrenadores le habían visto y siempre había guardado la esperanza de que algún día alguien lo desease para combatir a su lado, sus hermanos y compañeros habían ido desapareciendo según los fueron capturando y las ruinas que un día pertenecieron a una tribu con la que convivían ahora tenían un penoso guardián como el, así que ¿por que pensar que este entrenador era diferente al resto?, seguramente lo dejaría tirado dada su ceguera.

Así que no quieres hacerme caso? - pregunto al pokemon posando una mano en su hombro para que este la apartase haciendo que Sinz se alertase pero ante un alzar de la mano de Ivan deteniendo cualquier acción posible – ya entiendo, se burlan de ti... por que eres ciego, ¿cierto? - el Riolu cerro su patita apretando la hierva incapaz de admitir aquella gran verdad y desvió la vista. Ivan se levanto y rebusco en su mochila, entonces unas palabras que Riolu estaba esperando escuchar llegaron hasta sus oídos – pokemon, atrápalo! - alzo la cabeza hacia donde escucho la voz sorprendido justo a tiempo de sentir como la cálida luz carmesí le envolvía y le volvía al interior dela pokeball.

En aquel lugar, incrédulo permaneció estático y de un momento a otro la pokeball termino por cerrarse y quedar así atrapado el Riolu dentro de ella formando ahora parte del equipo. Ivan la tomo y apunto hacia el suelo liberando al Riolu – adelante Riolu - su pokemon desorientado comenzó a decir – Rio-riolu! - de forma alterada como queriendo preguntarle por que le había atrapado, no quería que lo hubiesen atrapado por pena aquello le sentaría mal y si era así desde luego no haría nada e intentaría quedarse en aquel sitio, aunque en el fondo de su corazón se alegraba de tener por fin un entrenador – ¿no entiendes por que te he capturado?, jajaja, pues es una pregunta tonta a mi forma de ver – declaro Ivan dejando un poco incrédulo a Riolu mientras mimaba la cabeza de Sinz el cual se mecía agradecido con los mimos de su entrenador – yo veo un Riolu fuerte que ha sabido esperar a que alguien viese mas haya de su defecto, y creo que puedo enseñarte a pelear a pesar de tu debilidad, después de todo, los entrenadores pokemon debemos de ver en nuestros pokemons los puntos fuerte y enseñarles a superar sus debilidades – mimo el mentón de su Luxio el cual se puso a ronronear liberándole por fin de sus mimos presiono suave su “nuca” y este se acerco a Riolu para rozarse contra el y presionarle con la cabeza dándole la bienvenida – si, bienvenido al equipo Riolu- dijo Ivan acariciando la cabecita de su pokemon haciendo que este se sintiese emocionado y no pudiese evitar sonreír por fin y derramar alguna lagrimita de felicidad lanzándose a los brazos de su entrenador.

Ivan miro entonces las ruinas llenas de pintadas – bueno... no puedo levantar las piedras caídas al menos no con la fuerza que tengo ahora, pero si puedo limpiar lo que ha ocurrido aquí, sera nuestra primera misión Nasus – le dijo así a su Riolu el cual volvió la cabecita y asintió emitiendo un sonidito de aceptación por su nombre, de alguna forma aquel nombre le hacia único en su especie y esto le gustaba – así que, vayamos al pueblo para poder comprar lo que necesito para limpiar las piedras – dijo Ivan mirando a Luxio y guardándole así en su pokeball.

Tomando la bicicleta puso rumbo al pueblo observando que el lugar no era muy grande, apenas tenia un centro pokemon, el resto del pueblo parecía un poco abstraído de aquel mundo de entrenadores compartiendo sus vidas con pokemons de forma pacifica. Para comenzar dejo a su Riolu en el centro, allí podrían sanar las heridas de su nuevo compañero y se acerco entonces hacia una tienda que vio al entrar al lugar, era una tienda de varios atendida por un joven y amable viejecito -buen día joven – dijo el simpático anciano al ver que Ivan entro en el lugar – por favor, podría decirme donde encontrar productos de limpieza para quitar manchas de Spray – le pregunto al anciano – oooh...Spray... eso saldrá mal, venga por aquí – Ivan siguió al hombre a través de los pasillos del supermercado llegando a la zona de limpieza, en eso el dependiente tomo una botella de color anaranjado y un cepillo de púas de metal suave – con esto y un poco de esfuerzo quedara el lugar como nuevo...entiendo... ¿es para una pared cierto? - quiso aclarar el mayor – así es, muchas gracias – declaro el entrenador tomando los productos y volviéndose para salir, sin querer choco contra la estantería dado la estrechez del pasillo y la posición del mayor, sin embargo y para sorpresa de Ivan el mayor con reflejos poso su mano en la trayectoria del spray que estaba cayendo, deteniéndolo sin siquiera haberlo visto ya que este se venia abajo detrás en su espalda – vaya...como.. ¿como ha hecho eso? - cuestiono interesado en aquel movimiento, tal vez fuese una base para comenzar con su adiestramiento – ¿esto...? - el viejecito sonrió suavemente – llevo practicando las artes marciales desde joven e incluso e...pero estoy retirado... y ya no enseño a nadie... lo siento mucho – dijo lo ultimo volviendo a su mostrador.

Ivan sin embargo se fue hasta el mostrador del viejo y poso sus manso en el mismo mirándole a los ojos trago grueso – por favor... se que... normalmente un no es un no, pero no le pediría esto de no ser extrema necesidad – tomo aire – le ruego... le ruego que le enseñe a mi Riolu – el viejecito abrió suavemente los ojos – el es ciego y... no puede combatir de momento, sin embargo yo le he atrapado y creo que usted podría ayudarme – el viejecito sonrió suavemente de forma disimulada – atrapar un Riolu ciego, que tontería...- eso hizo que Ivan le mirase cabreado -NO ES NINGUNA TONTERIA – le grito olvidándose que aquel era un maestro marcial - si lo es... de que te sirve un pokemon de lucha ciego...- dijo lógicamente el viejo – por que en el campo de batalla el físico no lo es todo y el tiene un espíritu mas fuerte que cualquier otro pokemon que haya visto – declaro con firmeza Ivan mirándole retador al viejo el cual sencillamente se rió y alzo su mano moviéndola suavemente – en realidad eso... ya lo se – dijo conciliador el viejecito haciendo que Ivan se quedase algo perpéplejo – conozco al pokemon del que me hablas, ya es una sorpresa que alguien... lo haya atrapado, solo quería ver que clase de entrenador eras... y has pasado... la prueba – dijo sonriendo suavemente a un Ivan que miraba con cara de duda al viejecito – pero si le conoce... ¿por que no le enseño antes? - cuestiono el rubio – sencillo si le hubiese enseñado, hubiese querido que yo le hubiese atrapado y el pokemon que tu tienes no me necesita a mi de entrenador, yo soy viejo y como te he dicho... estoy retirado, el necesita a alguien que lo saque de las ruinas en las que vive y que forje su camino junto a el... - hizo una pausa al hablar – el te ha estado esperando, y aunque te has demorado, por fin has llegado joven entrenador – aclaro el viejecito haciendo que Ivan comprendiese asintiendo suavemente – ¿cual es tu nombre, entrenador? - quiso saber el viejo – me llamo Ivan, Ivan Karelin – el viejo asintió suavemente – yo Soy el maestro Bruce, de apellido Lee..., y enseñare a tu Riolu, pero con la condición que tu me acompañes en el entrenamiento – declaro el mayor ante lo que Ivan sencillamente asintió – no dejaría a mi pokemon, iré a por él al centro pokemon – acomodo la compra en su mochila después de pagarla - empezaremos de inmediato.. no te tardes – dijo el viejo mientras se retiraba a la trastienda para prepararse.

Ivan ilusionado prácticamente voló hacia el centro pokemon recogiendo a su Riolu para darle las buenas noticias, su pokemon incrédulo asintió entusiasmado, ya quería comenzar con el entrenamiento no le importaba lo duro que fuese, el quería hacerlo para combatir al lado de Ivan y ayudarle a ganar combates, teniendo así su viaje junto al resto de pokemons. Ivan lo metió en su pokeball y volvió así el que seria su maestro. Al llegar la tienda estaba por cerrar – mete la bicicleta aquí, subiremos a la montaña y Riolu debe ir caminando – Ivan obedeció y libero a Riolu el cual quedo estático – Hola Riolu – comenzó a decir Lee – se llama Nasus – le aclaro al entrenador – de acuerdo, perdón, hola Nasus yo seré tu sensei, iremos a la montaña, allí entrenaremos, tal vez nos lleve varios meses, pero creo que podrás aprender a luchar, la primera lección empieza desde ya, debes de seguirnos por el camino, estará lleno de piedras y baches, para evitarlos guiate por nuestros pasos y siente el vibrar de los mismos en el suelo, todo objeto ocupa un lugar y el mundo esta en constante movimiento si consigues percibir a través del movimiento del aire, del sonido ambiente del vibrar en tus pasos esos objetos, podrás verlos en tu mente, sin necesitar de tu vista-y así comenzó a caminar hacia la montaña dando paso a la primera de todas las lecciones.

Tras ese comienzo los días fueron sucediéndose, las lecciones al principio parecían estúpidas, pero sin embargo Ivan animaba a su Riolu a acometerlas. El viejo Lee le mandaba ir a pescar con las manos salmones al rió, o correr por una pendiente rocosa, caminar a través de las ramas de un árbol retorcido, e intentar atrapar un Buterfly silvestre al vuelo. Todo le resultaba demasiado complicado a su joven amigo, el pez se le escapaba, le era imposible sentirlo a través del agua en movimiento, por la pendiente se tropezaba y caía de bruces, en el árbol finalmente pisaba en falso y se resbalaba, y normalmente el Buterfly le acababa adormeciendo con su somnífero. Para colmo aquel trabajo en realidad era el encargado de su supervivencia día a día, o mejor dicho, la supervivencia de su entrenador, ya que... el salmón era la cena de Ivan y abajo en la colina se encontraba una panadería que si no llegaba a tiempo le cerrarían, el árbol estaba lleno de jugosas bayas que usarían al desayuno del día siguiente y el Buterfly lo necesitaban para aliviar las heridas que iban surgiendo durante el entrenamiento. Por ello los primeros días no solo fue puesto a prueba el físico de Riolu sino también la confianza entre ambos.

Ademas el viejo Lee mandaba a Ivan a recoger algunas plantas que solo crecían en la montaña junto con bayas especiales cargadas de proteínas para elaborar una deliciosa comida pokemon para su pequeño Riolu. Esta en verdad le ayudaba en el entrenamiento dándole energías día a día mientras que el se encontraba cada vez mas agotado. Sin embargo Ivan continuo creyendo en su pokemon y animándole, el viejo Lee intento explicarle a su pokemon el significado de aquellos ejercicios, debía de dejar intentar ver con su vista, eso era imposible, tenia que aprender a ver como le dijo, con sus otros sentidos. Finalmente tras el final de la segunda semana y bajo una lluvia torrencial el Riolu comprendió a lo que se refería, el agua al crepitar en la superficie del rio ensordecía su oído, por lo que no podía intentar siquiera escuchar al pez, solo sentía la corriente bajo sus patas, y algo llamo su atención, el fluctuar de la corriente, pareciese que en ciertos momentos variase, algo la hacia variar. De forma instintiva golpeo en donde creyó sentir que estaba ese objeto, que no era otro que el pez en cuestión, el cual salio agitando su cola y chapoteando en la superficie.

Tras aquel primer intento comenzó a comprender a que se refería con sentir las cosas, al ir bajando por la ladera, no solo comenzó a sentir el fluctuar del aire al pasar por las rocas sino que percibió el sonido chocando contra estas al retumbar de sus pasos. Como si fuese un dibujo el terreno comenzó a dibujarse en blanco y negro en su mente apareciendo según iba posando cada pie delante de otro, por primera vez, llego a tiempo a la panadería.

Al volver el árbol y sus ramas le supusieron un reto, las ramas no solo se mecían sino que fluctuaban, ahora tubo que poner todo en practica, todos sus sentidos alerta, tacto, oído, incluso el olfato le prevenía cuando una rama estaba cerca, lento, pero seguro alcanzo la copa del árbol pudiendo tomar los aromáticos frutos, contento, bajaba al suelo a sabiendas de que a partir de entonces Ivan podría cenar.

La prueba final, el Butterfly, en realidad no era tan difícil, su aleteo era claro, y el espacio que ocupaba al moverse era evidente, Riolu se sorprendió enormemente al poder sentirle así, y percibió el tenue aroma diferente cuando se dispuso a lanzar su somnífero escuchando el cambiar al mecerse de forma diferente sus alas. Esquivando el ataque pudo acercarse por un costado y rozar su ala sin herirle para tomar una pequeña porción de polvos paralizantes, tan mínima que solo adormecía sus músculos, allí estaba la recompensa del día siguiente, eso junto a su cena le permitirían continuar de forma mas intense el entrenamiento.

Contento fue perfeccionando sus logros, hasta que en cada uno de ellos sus movimientos eran preciosos, ya podía “ver” a través de sus sentidos sin necesidad de su vista – Genial Riolu!, conseguiste completar tu entrenamiento – sin embargo Lee previno de que esta solo era la primera etapa, y es que a partir de hay comenzó el entrenamiento real.

A partir de ese momento el pez que capturaba Riolu lo atrapaba al salir el entrenador y tenia que intentar arrebatárselo. En primer lugar, le resultaba imposible aquel viejo maestro evadía los golpes del pokemon e intentos de hacerse con el pez, de esta forma Ivan volvió a quedarse nuevamente sin sustento nocturno, por las mañanas el maestro Lee entrenaba algunos movimientos con su Riolu, los cuales luego intentaba hacer que aplicase a su captura.

De forma lenta pero sistemática cada día su pokemon se acercaba mas al arrebatar el sustento de su entrenador de las manos de sensei, y no solo se movía fluidamente en busca de aquel pez, sino que de forma natural comenzaba a implementar las enseñanzas de su sensei en sus movimientos. Finalmente consiguió acabar rozando el pez y tirárselo pudiendo atraparlo incluso antes de que cayese, siendo felicitado por el viejo al haber concluido en aquel juego.

Declarando así que la segunda etapa por fin había terminado, ahora no solo veía sino que podía combatir de forma natural, su naturaleza pokemon estaba completa, hasta el momento había salvado su debilidad y en parte la había hecho su fortaleza y había aprendido ha hacer en unas semanas lo que otros pokemons conseguían a través de la experiencia diaria al ver a sus congéneres, comportarse como un pokemon de lucha completamente integrado con su naturaleza.

Así pues llego a la etapa final en donde el maestro se junto con su estudiante dejando a Ivan recuperarse de la falta de alimento permitiéndole asistir a las sesiones como espectador y encargándole trabajos sencillos, cambiarían la comida, esta vez le darían muchas proteínas, provenientes de un pequeño arbusto de la baja pradera, esta comida fortalecería los músculos de su pokemon ya que ahora comenzaba con su maestro a ensayar los movimientos, patada alta, megapuño golpe karate, cada movimiento era realizado primero por el sensei, y luego copiado por su pokemon, el cual se movía con soltura y naturalidad.

Llegado al final de su entrenamiento su pokemon se veía pletórico, su pelaje era suave, sus músculos fuertes y su carácter era firme y recto, sin duda aquel Riolu era el trabajo duro de los últimos meses en aquel monte y como culmen el maestro Lee tomo una pokeball dejando libre a un Lucario, frente a frente ambos pokemons se midieron, intercambiando golpes y moviéndose rápidamente, esquivando golpeando, potenciando alguno de sus ataques según sus entrenadores les Iban ordenando y es que en esta ocasión era Ivan quien dirigía a su pokemon, tras haber estado día a día en los entrenamientos comprenda a la perfección la cadena de golpes y movimientos que debía realizar su pokemon, y si bien no ganaron, consiguieron el objetivo final, que no era otro que tomar una cinta de color negro de la muñeca del pokemon rival, esto les llevo hasta el agotamiento pero en su ultimo movimiento pudo arrebatársela y así conseguir pasar el examen.

El maestro Lee los felicito a ambos y les permitió seguir su viaje, sin embargo les recordó a ambos que el camino comenzaba ahora para ellos. Si bien Ivan sabia esto asintió agradecido ante las enseñanzas de su sensei y se retiro acomodando la venda que habían tomado sobre los ojos de su pokemon. Una venda negra que cubría los ojos de su Riolu y en el centro un pentagrama con el símbolo de clarividencia en rojo bajo su marco dorado.

Antes de marcharse el maestro les llamo a la atención una ultima vez – recuerden, practicar día a día, no desviarse del buen camino, aunque este a veces parezca oculto, recordad que la vista no siempre nos revela todos los senderos – hizo una pausa al hablar y dirigirse finalmente a su alumno principal el pokemon – tal vez pronto alcances tu estado adulto joven Nasus, cuando esto ocurra, tus sentidos crecerán y posiblemente llegues a percibir tu entorno de forma tan intensa que visualices el mismo aura del mundo que te rodea – dijo con calma – llegar a este estado sera tu mejor objetivo a conseguir a partir de ahora, sin embargo no te olvides del potencial y la capacidad que tienes ahora mismo- Tras reverenciar a sus alumnos el maestro se retiro permitiendo a sus alumnos marcharse.

Ivan recogió su mochila y caminando con su pokemon al lado se dirigió hacia las piedras donde lo había conocido, allí se acomodo en la cueva por unos días – debemos limpiar esto antes de irnos Nasus – aquel seria el comienzo de su viaje y no podían dejar al paso este lugar así donde antes había vivido su pokemon. Comprendiendo este hecho su pokemon asintió sintiéndose muy diferente a lo que unos días había vivido allí, sin duda el se sentía completamente integrado a su entrenador, útil y capaz – ve a por la cena tu, mientras yo voy limpiando esto – el pokemon asintió y se dirigió hacia un rió que sabia cercano, mientras Ivan tomaba el cepillo y el producto remangándose comenzando a frotar y comprobando que en realidad aquel producto era muy efectivo y dejaba la roca limpia, no tardaría mucho, tal vez una o dos horas en limpiar el lugar, seguramente... el viejo ya intuía desde un inicio el propósito de Ivan.

Por su lado el Riolu se alejo un trecho acercándose al rió, allí los 3 chicos que un día lo hostigaron se encontraban acampados, no muy lejos de allí en realidad el pokemon pudo sentir unas ruinas similares a las que el había cuidado, ¿tal vez hubiese otro pokemon allí?, ciertamente no pudo comprobarlo, ya que los chicos al verle sonrieron satisfechos – jajaja vaya ahora estas solo, que es eso?, ¿te has vendado los ojos?, para que, si no ves nada!- se burlo uno de los muchachos tomando una piedra y lanzándosela. Nasus permaneció inmóvil, sentía perfectamente cada uno de los torpes movimientos de los chicos y como la piedra surcaba el aire, con calma en el ultimo momento desvió la cabeza y tomo con la palma de su pata la piedra, haciendo que todos se quedasen quietos asombrados – c-como ha hecho eso, ¿no se supone que no ve? - dijo el de el centro sin ningún atisbo de risa escuchando como la piedra se partía entre los dedos del que un día fue un pokemon débil – o-oye... - dijo el tercero asustado de que aquel pokemon que un día fue tan débil se sintiese ahora tan fuerte asustados comenzaron a retroceder y aunque Nasus realmente hubiese deseado vengarse, darles una paliza dejarles humillados, recordó las palabras de su sensei, no tenia por que apartarse del camino, y en su camino estaba Ivan, el no había ordenado esto y realmente... ¿no se convertiría en alguien como ellos al hacer algo así?, así pues sencillamente desvió su caminar de los chicos ignorándolos y rebasándolos para ir hasta el rió y poder tomar la cena junto con algo de agua y volverles la espalda a los chicos dejándolos atrás, y en un pasado al que ya no pertenecía.

Al volver Ivan agradeció el agua, aunque se pregunto de donde había sacado el balde su Riolu, miro por la espesura viendo aquella tienda de campaña y 3 figuras que no consiguió reconocer – espero lo hayas tomado prestado – dijo sonriendo suavemente usando el agua para aclarar las piedras dejando la pintura en el suelo y el lugar limpio del rastro humano.

En el ultimo momento del día cuando Ivan ya comenzó con la cena Nasus se fue al centro de las piedras y suavemente comenzó a dar saltitos, ahora podía ver las piedras que tantas veces había cuidado, alzando el rostro hacia el sol del atardecer y su suave calidad sonrió satisfecho, pero algo extraño comenzó a suceder, la calidez del sol parecía bañarle, sentía una fuerza creciente bañarle y el mundo pareció cambiar, o mas...bien, fue el quien cambio, se hizo mas grande, se sintió mas fuerte y capaz, noto como su forma cambiaba, estaba... evolucionando siendo envuelto por aquella calidez y finalmente revelándose como un precioso Lucario – Nasus! Has evolucionado! - dijo emocionado su entrenador con la única pena de que aquella primera evolución había sido tan improvista que no había podido avisar a su amigo Gil. Levantándose dejo a todos sus pokemons libres los cuales se presentaron rodeando a su amigo, todos sin excepción felicitaron a su nuevo compañero el cual es vio atribulado por las atenciones y rió alegre y feliz con sus nuevos amigos, sentía la calidez de todos, sentía su cariño y concentrándose en aquella cálida sensación, sin saber como el paisaje se le revelo así como el rostro de Ivan y sus compañeros, allí estaba, su aura los dibujaba, no solo a ellos sino a todo el mundo en el que vivía, en un tono suave y amable al fin, podía ver.

Aquella fue la ultima noche que pasaron en aquel pueblo, al día siguiente partirían y seguirían con su camino, ahora, con un amigo mas de quien cuidar, y que cuidase de ellos.